Definiéndolo estrictamente, un muscle car era un coche de tamaño medio, con un precio razonable y orientado a las altas prestaciones gracias a sus potentes motores V8. Esta es una definición tomada muy a la ligera y muy, muy resumida, así que hay que cogerla con pinzas. De momento.
La Muscle Car Era empezó a mediados de los 60 y acabó, trágicamente, con la crisis del petróleo a mediados de los 70, cuando los jóvenes deseaban tener un coche diferente al que tendrían sus padres, con altas prestaciones, apariencia musculosa y que fuese un rompecuellos al circular por el asfalto. Y cuando digo rompecuellos, me refiero a su potencia y a la expectación que creaban en la gente.
Eso sí, no todos los Mustang, Firebird, Charger o Camaro eran muscle cars. Ésta definición se aplicaba sólo a las versiones más potentes de ciertos modelos aparecidos en aquellos años. Pero esto era un arma de doble filo y fue bien usada por la industria automovilística americana. No todo el mundo podía permitirse un Ford Mustang Boss 429 o un Chevrolet Camaro Z28, pero si estaban dispuestos a comprar un Mustang o un Camaro con algunos extras y sin tanta potencia.
TUNER CARS ( JAPONESES )
Los Japoneses van en el primer lugar pero como ocurre siempre en todas las líneas de producción, hay algunas excepciones de modelos con problemas, los cuales demuestran que aunque ninguna marca es infalible las diferencias de calidad entre unas marcas y otras, radican en las cantidades de modelos que fallan, o duran menos.Por ejemplo, algunos de los Toyota Camry V6 de 2007 con sus problemáticas cajas automáticas, hacen parte de estos pequeños grupos así como Mazda con su deportivo RX8 el cual ha caído en la lista negra.
Las mejores Japonesas cuyos modelos están cerca de la excelencia, son Toyota y Honda con sus divisiones de lujo Lexus y Acura respectivamente. Siguen Subaru con Mazda prácticamente empatadas y Nissan en ese orden, pues algunos Tiida -llamados Versa en ese país-, en su versión sedán, presentan algunos problemas.